7.07.2014

LA PRUDENCIA


El Valor es hijo de la Prudencia, no de la Temeridad. Calderón de la Barca

La Prudencia conjuga mejor con la Sabiduría y Templanza que con la Cobardía o el Miedo. Lo que le diferencia al Cobarde del Prudente  es que éste último no teme arriesgarse pero no confunde Valentía con Temeridad.

El Prudente es capaz de detenerse a observar y contemplar el Mundo desde otras perspectivas diferentes de las suyas propias lo que le hace ser mas previsor, mas precavido, mas capaz calcular riesgos y estar mejor preparado para evaluar alternativas y adoptar Cursos de Acción. Por ello Santo Tomás de Aquino se refería a la Prudencia como el hábito de Elegir correctamente.

La Prudencia nos hace tener un mayor conocimiento y Sentido de la Realidad proporcionandonos mayor predictibilidad y fiabilidad. El Prudente localiza sinergias y ve relaciones donde otros no; es flexible aprendiendo de la experiencia y los errores teniendo la  habilidad para predecir las consecuencias de sus acciones mas allá de la Fortuna, Intuición  o la pura Casualidad.

 No le ciegan los Resultados a corto, los pone en perspectiva y es capaz de pronosticar y balancearlos con los Resultados a medio y largo plazo.

La Prudencia necesita de la Templanza para darnos la calma y permitirnos reflexionar  proporcionando claridad, sensatez, equilibrio y moderación protegiéndonos de la precipitación y  el comportamiento apresurado, impulsivo o reactivo.

La Prudencia se adquiere además de con la Madurez , abriéndonos a los demás, escuchando y siendo mas receptivos y sobre manera estando dispuestos al Aprendizaje.


No hay comentarios:

Publicar un comentario